Dos hermanos que intercambian puntos de vista y se regalan miradas
31 enero 2011
Hasta siempre, Barry
Hola Clari, hoy quisiera compartir contigo un sentimiento de tristeza que me ha invadido al enterarme del fallecimiento de John Barry, compositor al que admiro y autor de bandas sonoras que harán que no me olvide de él mientras viva. Valgan como muestra estos botones:
Hola Clari, la verdad es que sí, es una pena todo el tiempo que hemos tenido abandonado este pequeño espacio compartido. Supongo que, en parte al menos, tiene que ver con las vidas alocadas que llevamos, y casi siempre en las nubes. Ello me ha impedido también estar más en contacto contigo ahora que estás lejos de casa. Mucho no voy a poder extenderme, ni ahora, ni probablemente en adelante, pero al menos quisiera ir dejando aquí algunos regalitos con los que hacerte disfrutar, reflexionar, recordar o lo que sea en cada ocasión. No serán más que modestos gestos,pálidos reflejos de mi amor fraternal. Te mando besos envueltos en niebla madrileña.
Puesto que me citas a Platón, intentaré contarte una duda filosófica o al menos vital que últimamente me inquieta. Se trata del tiempo y del peso que el trabajo tiene en él. Creo que lo que más limita al ser humano es el tiempo, es lo único que nos atenaza a todos, en él todos somos iguales, ni los más ricos ni los más poderosos pueden controlarlo o manipularlo. Lo único en lo que nos aventajan a los demás es que pueden deshacerse de ciertas cosas para dedicar su tiempo a lo que verdaderamente desean hacer. Los demás... por una parte tenemos que trabajar. Vivimos en una sociedad en la que para vivir es necesario trabajar. Dentro de esa premisa, cada uno intenta elegir el trabajo que más le llena o en el que más puede aportar, intenta que ese tiempo se dedique a algo lo más interesante posible. Muchos no logran siquiera encontrar un trabajo, otros encuentran uno que no merecen, donde no pueden desarrollarse ni aprender nada, donde no pueden aportar lo que saben ni crear nada. Eso genera frustración, siempre ligada al tiempo mayoritario que ocupa el trabajo en la vida. Si uno pasa ocho horas cada día -en realidad, si el horario es partido, todo el día, desde la hora del desayuno hasta la hora de la cena- en el trabajo, y encima éste no tiene otro sentido que el de ganar dinero, uno siente que está malgastando su tiempo, lo único que el ser humano no puede recuperar ni regenerar. Uno ve más al compañero de trabajo que al compañero de vida, al amigo o a la familia. Uno llega tan cansado que no puede dedicarse a lo que verdaderamente le gusta o le alegra: charlar, leer, escuchar música, escribir, ver una película, pasear... Y el fin de semana, único momento en que se puede disfrutar el sol, a veces uno está tan cansado que no quiere más que descansar tranquilamente y no moverse del sofá. O, en otros casos, salir y olvidarse de todo, trasnochar y luego dormir hasta tarde. ¿Cuándo se dedica uno, entonces, a su vida? Si la circunstancia de uno se convierte meramente en su trabajo, pues en él se instala la mayor parte de su tiempo, ¿cómo salvarse? El problema no se aligera cuando uno encuentra un trabajo que le gusta o que, al menos, le permite no aburrirse y desarrollarse. Cuando esto sucede, parece que hay que estar agradecido. Hay que dar las gracias, y sentirse afortunado, aunque en realidad el dominio del trabajo sobre la vida sigue siendo el mismo. Uno sale a las 8 de casa y vuelve a las 9 o a las 10 de la noche... pero tiene que estar contento. He ahí el dilema que surge: ¿es mejor un trabajo que me guste pero que me ocupe todo el día y me impida hacer mi vida, o uno que no me aporte nada -ser funcionario o algo así- pero que me deje medio día libre para lo que quiero? No encuentro solución a ese dilema. Parece evidente que la primera opción es la mejor, porque al menos uno no siente que está perdiendo su tiempo en algo que no le importa ni le aporta. Pero, ¿cómo se logra encontrar tiempo para hacer lo que uno desea? ¿y para estar, simplemente, un rato a solas y poder reflexionar? ¿ y para estar con los demás? ¿Cómo construir con las migajas del tiempo que quedan el resto de tu vida? Al final uno pasa el noventa y cinco por ciento de su vida consciente -no mientras dormimos- dedicado a trabajar para otra persona, mientras que le quedan una o dos horas al día para dedicarse a uno mismo, horas lastradas por el cansancio acumulado durante la jornada. Y encima parece que hay que celebrarlo, porque uno logra así dinero que le permite pagar una casa, comer... ¿pero vivir?
No lo sé, no lo entiendo, no encuentro una solución. Me doy cuenta de lo afortunada que he sido hasta ahora y de todo el tiempo propio, mío, que he malgastado y que añoraré cuando me falte. No sé qué elegiré cuando me toque. ¿Un trabajo esclavo en una editorial, que me aporte pero que me impida hacer otra cosa que trabajar y luego descansar del trabajo? ¿O un trabajo superfluo que me ocupe media jornada y me deje la otra media para desarrollar mi verdadera vocación?.
Parece que los hombres de hoy en día no podemos construir nuestra vida ni orientarnos hacia nuestra vocación, estamos cercados o inmersos en la circunstancia. En este momento, no una circunstancia histórica difícil como pueda ser una guerra o una dictadura, sino tan sólo una circunstancia social en que el trabajo -y el trayecto de ida y de vuelta- nos envuelve. No tengo nada en contra del trabajo en si, espero que lo entiendas, sólo me preocupa el hecho de que la vida sea sólo trabajo y descanso y trabajo y descanso sin lugar para la reflexión, para la amistad, para el amor, para el arte, para el aprendizaje, para las cosas que realmente hacer que merezca la pena estar aquí. No sé de dónde viene esta injusticia. Por qué nuestro padre ha pasado más horas de su vida con su secretaria que con su mujer, más horas en los autobuses y metros que yendo al cine... No entiendo por qué no es posible conciliar mejor la vida con el trabajo. La vocación con la circunstancia.
Hola Clari, buceando en un libro que sin duda te es muy conocido, encuentro esta cita del Parménides de Platón que me apetece compartir contigo:
«Es hermoso y divino el ímpetu ardiente que te lanza a las razones de las cosas; pero ejercítate y adiéstrate mientras eres joven en estos esfuerzos filosóficos, que en apariencia para nada sirven y que el vulgo llama palabrería inútil; de lo contrario, la verdad se te escapará de entre las manos».
Correos debe de estar fatal, pues hace mucho que no recibo ninguna carta tuya. Voy a tener que poner una queja formal.
En cualquier caso, quería compartir contigo esta fotografía que muestra a una pareja sepultada de hace 5.000 a 6.000 años que acaban de descubrir unos arqueólogos en una excavación situada al norte de la ciudad de Mantua (Italia).
No, woman, no cry; No, woman, no cry; No, woman, no cry; No, woman, no cry.
Said - said - said: I remember when we used to sit In the government yard in Trenchtown, Oba - obaserving the ypocrites As they would mingle with the good people we meet. Good friends we have, oh, good friends we’ve lost Along the way. In this great future, you cant forget your past; So dry your tears, I seh.
No, woman, no cry; No, woman, no cry. ere, little darlin, don’t shed no tears: No, woman, no cry.
Said - said - said: I remember when-a we used to sit In the government yard in Trenchtown. And then Georgie would make the fire lights, As it was logwood burnin through the nights. Then we would cook cornmeal porridge, Of which I’ll share with you; My feet is my only carriage, So I’ve got to push on through. But while I’m gone, I mean: Everything’s gonna be all right! Everything’s gonna be all right! Everything’s gonna be all right! Everything’s gonna be all right! I said, everything’s gonna be all right-a! Everything’s gonna be all right! Everything’s gonna be all right, now! Everything’s gonna be all right!
So, woman, no cry; No - no, woman - woman, no cry. Woman, little sister, don’t shed no tears; No, woman, no cry.
Eh! little darlin, don’t shed no tears! No, woman, no cry. Little sister, don’t shed no tears! No, woman, no cry.
Hola Clari: parece mentira cómo pasa el tiempo y cómo se echa de menos a algunas personas, ¿verdad?
Por casualidad hace unos días hice un hallazgo que me emocionó profundamente, y he querido aguardar hasta hoy para compartirlo contigo.
Se trata de un dibujo de mi admirado Goya, hecho poco antes de morir y conservado en el Museo del Prado. Un dibujo que he buscado infinidad de veces durante mucho tiempo. Y que precisamente he encontrado cuando ya no está la persona a la que me hubiera gustado regalarle una copia.
En él se ve a un viejecillo encorvado y consumido por el paso de los años, con la vista perdida y con grandes dificultades para caminar. Sin embargo, pese al inevitable declive físico, su espíritu permanece ilusionado, sus ganas de aprender intactas. Un lema resume su actitud ante las cosas y ante la vida, lejos del fácil conformismo de algunos y del "yolosetodo" de otros: "Aún aprendo".
Ojalá nosotros logremos seguir el ejemplo que nos han dado.
Te quiero.
Imagen: Francisco de Goya, Aún aprendo, 1824-1828.
I can hear her heart beat for a thousand miles And the heavens open every time she smiles And when I come to her that’s where I belong Yet I’m running to her like a rivers song
Chorus: She give me love, love, love, love, crazy love She give me love, love, love, love, crazy love
She’s got a fine sense of humour when I’m feeling low down And when I come to her when the sun goes down Take away my trouble, take away my grief Take away my heartache, in the night like a thief
Chorus: Yes I need her in the daytime Yes I need her in the night Yes I want to throw my arms around her Kiss her hug her kiss her hug her tight
And when I’m returning from so far away She gives me some sweet lovin’ brighten up my day Yes it makes me righteous, yes it makes me feel whole Yes it makes me mellow down in to my soul
Chorus: She give me love, love, love, love, crazy love She give me love, love, love, love, crazy love She give me love, love, love, love, crazy love She give me love, love, love, love, crazy love
«Defiendo la alegría, la precaria, amenazada, difícil alegría, al raso, limpia, en cueros, mi ración de alegría. No me arrastréis al pozo de las verdes culebras. No os arrojo a la cara mi alegría, os la tiendo tan sólo como una débil luz, como una mano. No es ningún baluarte ni ningún ofensivo privilegio, es mi único utensilio cotidiano, mi tela de labor. No tengo otra bandera y ostenta unos colores ya un poco desteñidos; mirad que la levanto a duras penas, contra viento y marea, sin sombra alguna de provocación. Es parcela pequeña, minifundio, terreno sin cercados ni aparceros que aro, riego y abono por mí misma, con fe, de sol a sol. Tomad el pobre o rico, el cuestionable fruto que desde ella os ofrezco, pues sólo desde aquí os consigo mirar, ayudar, entender, poner tal vez en claro alguna cosa. No me la reprochéis ni adobéis de negrura como un reducto inmundo, segregado; ved que no la defienden ni pinchos ni alambradas y que podéis pasar aquí conmigo al sol. No me arrastréis al pozo de las verdes culebras».
Carmen Martín Gaite, "Mi ración de alegría", en Poemas, Barcelona, Plaza & Janés, 2001.
I have been a rover I have walked alone Hiked a hundred highways Never found a home Still in all I'm happy The reason is, you see Once in a while along the way Love's been good to me
There was a girl in Denver Before the summer storm Oh, her eyes were tender Oh, her arms were warm And she could smile away the thunder Kiss away the rain Even though she's gone away You won't hear me complain
I have been a rover I have walked alone Hiked a hundred highways Never found a home Still in all I'm happy The reason is, you see Once in a while along the way Love's been good to me
There was a girl in Portland Before the winter chill We used to go a-courtin' Along October hill And she could laugh away the dark clouds Cry away the snow It seems like only yesterday As down the road I go
I've been a rover I have walked alone Hiked a hundred highways Never found a home Still in all I'm happy The reason is, you see Once in a while along the way Love's been good to me
Del album póstumo de Johnny Cash, American V: A Hundred Highways (2006)
aparte de agradecerte tus últimos envíos, tengo pendiente comentarte algunos de ellos, pero hay cosas que no pueden hacerse sin encontrar la tranquilidad de espíritu suficiente ni las fuerzas necesarias.
No obstante, mientras ese momento llega, no me resito a compartir contigo este pasaje, entresacado de Mi último suspiro, autobiografía de un genio nacido hace más de un siglo en un pueblecito de la provincia de Teruel al que ha dado fama universal: Calanda.
«En la época de nuestra juventud, el amor nos parecía un sentimiento poderoso, capaz de transformar una vida. El deseo sexual, que le era inseparable, se acompañaba de un espíritu de aproximación, de conquista y de participación que debía elevarnos por encima de lo meramente material y hacernos capaces de grandes cosas.
Una de las encuestas de los surrealistas más célebres comenzaba con esta pregunta: “¿Qué esperanza pone usted en el amor?” Yo respondí: “Si amo, toda la esperanza. Si no amo, ninguna”. Amar nos parecía indispensable para la vida, para toda acción, para todo pensamiento, para toda búsqueda.
Hoy, si he de dar crédito a lo que me dicen, ocurre con el amor como con la fe en Dios. Tiene tendencia a desaparecer, al menos en ciertos medios. Se le suele considerar como un fenómeno histórico, como una ilusión cultural. Se le estudia, se le analiza... y, si es posible, se le cura.
Yo protesto. No hemos sido víctimas de una ilusión. Aunque a algunos les resulte difícil creer, hemos amado verdaderamente».
Buñuel, Luis y Carrière, Jean-Claude: Mon dernier soupir, Éditions Robert Laffont, París, 1982. Edición española titulada Mi último suspiro, Random House Mondadori, colección Debolsillo, 1982. Traducido por Ana María Fuente.
Este regalo continua el tuyo de los besos y el de mis actores favoritos...aquí aparece la otra chica, Audrey, y el chico por excelencia, Gregory Peck, en esta película que me encantó y me encantaría volver a ver...ciudad que ambos hemos visitado de la mano de alguien, creo...
Hola Danilo... muchas gracias por tus dos últimas cartas, la de los besos (por cierto, me gustó el cuadro, de quién es? y la canción?) y la de los consejos, que realmente me tranquilizan. Quería darte un trocito de la peli con la que me he reído más en mi vida para saborearla este viernes tan casero, pero no la he encontrado. Es "Bringing up baby" con Katherine Hepburn y Cary Grant, llamada aquí "La fiera de mi niña". No sé si la habrás visto, pero me parece maravillosa. Como no lo conseguí, al menos te regalo un homenaje a una de mis dos actrices favoritas (la otra es Audrey, que tomó su apellido por admiración a Katherine) que me parece, sin ser una belleza clásica, una cara de lo más interesante, inteligente y hasta irónica. A ver si te gusta..
No te asustes, sino todo lo contrario. Enseñar algo a alguien es muy bonito; a muchos al mismo tiempo, ya ni te digo.
Aunque te han tocado alumnos con una edad difícil, ten en cuenta que es también decisiva en la formación de su personalidad, y que tienes la oportunidad, pese al poco tiempo del que vas a disponer, de abrir sus mentes, de hacer que se interesen por cuestiones a las que antes no habían prestado atención, de despertar vocaciones, etc.
Ya sé que te estás volviendo medio loca con lo que te decimos unos y otros. No obstante, se me ha ocurrido escribirte esta carta y darte una serie de consejillos en forma de frases y dichos célebres por si te son de alguna utilidad.
En primer lugar, estoy seguro de que no vas a tener problemas y de que los alumnos van a tener mucha suerte, pues “no sólo se enseña lo que se sabe, también se enseña lo que se es”.
Además, te va a venir bien esta experiencia, pues siempre se dice que, “si quieres aprender, enseña”.
Para el primer día, has de tener en cuenta que “la vergüenza, una vez perdida, se perdió para toda la vida”.
No debes dejar que te tomen el pelo, pero tampoco olvidar que “lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza, la autoridad... porque se destruye la sinceridad y la confianza y sólo se consigue una falsa sumisión”.
Tampoco se trata de abrumar al personal con tus conocimientos; “no es maestro el que transmite información, sino el que es capaz de captar la atención de su pupilo haciéndole comprender aquello que enseña”.
No te desanimes si ves que al principio no te hacen mucho caso, o no asimilas lo que les enseñas: “educar es amar, cuidar con ternura y dedicación una semilla con la ilusión que un día dará sus frutos”.
En cuanto a aprenderte todo el temario en poco tiempo, no te preocupes, “el profesor es aquel que se adelanta a los alumnos en el conocimiento en una hora”.
Por último, y aunque pueda parecerte contradictorio, “siempre que enseñes, enseña a dudar lo que enseñas”. ¡¡Suerte!!
estarás conmigo en que uno de los mejores y más maravillosos inventos que se han hecho jamás son los besos, entre desconocidos, entre amigos, entre familiares, entre amantes. Por encima de todos están, creo yo, los besos de amor entre dos miembros de una pareja, me da igual que sean largos o cortos, castos o lascivos.
Me gusta tanto darlos como recibirlos, en los hombros, en las mejillas, en la nariz, en las orejas, en la frente, en la nuca… pero sobre todo, en la boca. La sensación que se experimenta al juntar unos labios con otros es, a mi juicio, inigualable. Los besos te elevan y transportan a otro mundo. Así que te deseo que recibas millones de ellos.
«Amar por ver amar, envidia ha sido; y primero que amar estar celosa es invención de amor maravillosa, y que por imposible se ha tenido. De los celos mi amor ha procedido por pesarme que, siendo más hermosa, no fuese en ser amada tan dichosa, que hubiese lo que envidio merecido. Estoy sin ocasión desconfïada, celosa sin amor, aunque sintiendo: debo de amar, pues quiero ser amada. Ni me dejo forzar ni me defiendo; darme quiero a entender sin decir nada: entiéndame quien puede; yo me entiendo ».
ayer regresé a mi casa tardísimo del trabajo, y estaba tan cansado después de un día sumamente largo y complicado, que sólo me apetecía pasar un rato agradable sin tener que escuchar a nadie antes de irme a la cama. Así que decidí refugiarme con el buenazo de Charlot. Hoy, ya con más fuerzas, quisiera compartir contigo media hora de sus City Lights (1931), una genial película que te recomiendo que veas en su integridad si no lo has hecho ya.
¡Clari, adoro esta canción! ¡Y, cómo no, especialmente esta versión, en la que aparecen dos de mis músicos favoritos!
Casualmente, como continuación de mi carta del pasado día 16, te estaba escribiendo esta otra, en la que había ido poniendo en orden cronológico diferentes versiones de "Girl From the North Country" (todas ellas interpretadas por Dylan, incluido el dúo con Cash) para que vieras las diferencias y que me dijeras cuál te gustaba más.
En cuanto a la versión que me mandas de M. Ward (para mi un completo desconocido hasta hoy y un chico muy a tener en cuenta en adelante), me ha gustado bastante, aunque casi cualquier cosa que pongas junto a estos gigantes queda por fuerza empequeñecida. Por lo pronto, he anotado sus dos discos, Transistor radio (2005) y Post-War (2006), en mi lista de objetos en el punto de mira. Y si Castellón estuviera un pelín más cerca y me sobrara tiempo, iba sin duda alguna a verle el próximo 10 de noviembre.
Besos,
Dani
Bob Dylan – “Girl From the North Country”, Quest (Canadá), 1964
Bob Dylan – “Girl From The North Country”, Loreley (Alemania), 1981
Bob Dylan – “Girl From The North Country”, Avignon (Francia), 1981
Bob Dylan – “Girl From The North Country”, Oakland (California), 1988