«Defiendo la alegría, la precaria, amenazada, difícil alegría, al raso, limpia, en cueros, mi ración de alegría. No me arrastréis al pozo de las verdes culebras. No os arrojo a la cara mi alegría, os la tiendo tan sólo como una débil luz, como una mano. No es ningún baluarte ni ningún ofensivo privilegio, es mi único utensilio cotidiano, mi tela de labor. No tengo otra bandera y ostenta unos colores ya un poco desteñidos; mirad que la levanto a duras penas, contra viento y marea, sin sombra alguna de provocación. Es parcela pequeña, minifundio, terreno sin cercados ni aparceros que aro, riego y abono por mí misma, con fe, de sol a sol. Tomad el pobre o rico, el cuestionable fruto que desde ella os ofrezco, pues sólo desde aquí os consigo mirar, ayudar, entender, poner tal vez en claro alguna cosa. No me la reprochéis ni adobéis de negrura como un reducto inmundo, segregado; ved que no la defienden ni pinchos ni alambradas y que podéis pasar aquí conmigo al sol. No me arrastréis al pozo de las verdes culebras».
Carmen Martín Gaite, "Mi ración de alegría", en Poemas, Barcelona, Plaza & Janés, 2001.
I have been a rover I have walked alone Hiked a hundred highways Never found a home Still in all I'm happy The reason is, you see Once in a while along the way Love's been good to me
There was a girl in Denver Before the summer storm Oh, her eyes were tender Oh, her arms were warm And she could smile away the thunder Kiss away the rain Even though she's gone away You won't hear me complain
I have been a rover I have walked alone Hiked a hundred highways Never found a home Still in all I'm happy The reason is, you see Once in a while along the way Love's been good to me
There was a girl in Portland Before the winter chill We used to go a-courtin' Along October hill And she could laugh away the dark clouds Cry away the snow It seems like only yesterday As down the road I go
I've been a rover I have walked alone Hiked a hundred highways Never found a home Still in all I'm happy The reason is, you see Once in a while along the way Love's been good to me
Del album póstumo de Johnny Cash, American V: A Hundred Highways (2006)
aparte de agradecerte tus últimos envíos, tengo pendiente comentarte algunos de ellos, pero hay cosas que no pueden hacerse sin encontrar la tranquilidad de espíritu suficiente ni las fuerzas necesarias.
No obstante, mientras ese momento llega, no me resito a compartir contigo este pasaje, entresacado de Mi último suspiro, autobiografía de un genio nacido hace más de un siglo en un pueblecito de la provincia de Teruel al que ha dado fama universal: Calanda.
«En la época de nuestra juventud, el amor nos parecía un sentimiento poderoso, capaz de transformar una vida. El deseo sexual, que le era inseparable, se acompañaba de un espíritu de aproximación, de conquista y de participación que debía elevarnos por encima de lo meramente material y hacernos capaces de grandes cosas.
Una de las encuestas de los surrealistas más célebres comenzaba con esta pregunta: “¿Qué esperanza pone usted en el amor?” Yo respondí: “Si amo, toda la esperanza. Si no amo, ninguna”. Amar nos parecía indispensable para la vida, para toda acción, para todo pensamiento, para toda búsqueda.
Hoy, si he de dar crédito a lo que me dicen, ocurre con el amor como con la fe en Dios. Tiene tendencia a desaparecer, al menos en ciertos medios. Se le suele considerar como un fenómeno histórico, como una ilusión cultural. Se le estudia, se le analiza... y, si es posible, se le cura.
Yo protesto. No hemos sido víctimas de una ilusión. Aunque a algunos les resulte difícil creer, hemos amado verdaderamente».
Buñuel, Luis y Carrière, Jean-Claude: Mon dernier soupir, Éditions Robert Laffont, París, 1982. Edición española titulada Mi último suspiro, Random House Mondadori, colección Debolsillo, 1982. Traducido por Ana María Fuente.